Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

martes, 10 de julio de 2012

Les îles Cyclades


Blanco y azul aguamarina.
Blanco y azul turquesa.
Blanco y azul bohemio.

Blanco y azul ciclado.

Un mar egeo desplegando todas las tonalidades de azul de su inmensa paleta. Un sol resplandeciente aunando fuerzas con un viento constante e implacable. Un grupo de intrépidos capaces de compaginar el sabor de la fermentación de la cebada con el salitre desde las "estáticas" hamacas de la playa. Unos paisajes de esos que cortan la respiración y se convierten en marcos incomparables para una sesión de postureo.

De Mykonos, isla de farra por
excelencia, a Santorini, donde la belleza se congela en cada atardecer y renace cada mañana en el azul del mar y el blanco almidonado de sus edificios.

De Tropicana a Fira. Del mayor desfase a una terraza santuario del sosiego. De una discoteca al borde del acantilado a la caída vertiginosa de los pueblecitos de casas blancas incrustadas en la roca. De la arena fina miconiense a los guijarros-piedrecitas-rocas multiformes y multicores de la Red Beach, Perivolos, Perissa y Kamari.

De Fira a Oia. De las mágicas luces nocturnas de bares y hostales a la mejor puesta de sol que han contemplado mis ojos hasta el momento. (Y si, no será por lugares que faltan por descubrir y momentos que aún quedan por acudir, buscar, esperar!)

La completa imprevisión e improvisación de unos quads bajo la única y más que nunca lejana luz de las estrellas para darle un toque de aventura, emoción y "riesgo" al viaje.


Y confundir παρακαλώ con Barakaldo, y ευχαριστίες con Evaristo, siempre con el salvoconducto de una ingenua sonrisa. Pedir una greek salad sin necesidad de consultar el menú, y de postre un yogurt griego sin pestañear. Y las pitas, de dos en dos. Abrasar nuestra ansia de gula con la Mousaka. Aunar Mithos con Moët y coktail "sorpresa" de tamaño familiar con la mayor naturalidad. Y despertar tras una intensa noche de farra con "la radio" y su especial de mañana "vamos a la playa". Saltar de la cama a la piscina al despertar, y de la piscina al apéro con un magnífico Castelli al anochecer. Improvisar un festín regado con Sigalas en el jardín de ensueño del restaurante Pelican. Disfrutar de la sabiduría popular en una sencilla terraza, y resumir la filosofía de la semana ciclada en una sencilla frase "hay una vida mejor pero es más cara, y hay otra vida peor pero ya no es vida".


Degustar ese primer sorbo fresco y revitalizante de Mithos frente al mar Egeo en la miconiense terraza Veranda. Dejarse invadir por una vigorizante sensación de romántica libertad ante dos sublimes anocheceres en Santorini. La vista descansando en el horizonte y el sol a nuestros pies en Calderas. La puesta de sol en Oia, en lo alto de una antigua torre abandonada en el extremo más septentrional de la isla, cuya impronta solar quedó grabada en nuestras retinas y que ha pasado a englosar esa lista de momentos personales e intransferibles dotados de una inefable levedad.

Efgaristo a Arts, Berts, Gloria, Juan, Páez, Vidas y Xavi por el aporte personal de cada uno y en su conjunto a una semana increíble llena de cantidantes ingentes de BR y mucho mucho good feeling (oh oh sometimes)!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Reflexiones espontáneas