Más de cuatro años que han discurrido a uno y otro lado del Sena.
Cuatro arrondissements (5ème, 9ème, 12ème y 11ème), y un quinto (el 13ème) que he tenido la suerte de disfrutar antes del départ.
Más de cuatro años de teatros, óperas, salidas espotáneas, conciertos, vernissages, apéros en el Sena, apéros en casas, apéros de happy hour infinitos, museos, exposiciones, resto+café domingueros, week ends de TGVs, carretera y aeropuertos, de cocina experimental, vegana, vegetariana y locuritas varias, de guitarra, cantando a Nino Bravo desde el fondo de las amígdalas, de encuentros y reencuentros, de vélib bajo el sol, la lluvia o la nieve, de montagnards y crêpes a horas intempestivas, de paseos interminables sin rumbo fijo, de salons des vignerons, de picnics, de jardinería en el balcón, de atardeceres junto al Sena o desde Montmatre, de domingos de marché de fruits et légumes, de passages, de jogging a lo largo del canal de Saint Martin, de fútbol, rugby o tennis, de té-guitarra-libros-vinilos a la luz de las velas en el salón Bréguet, de comidas de domingo, de festivales, de soirées, tantísimas soirées.
Más de dos años de hostel Bréguet, cuyos muros y su superficie de 42 m2 han revelado una capacidad inaudita en la acogida de huéspedes con su equipaje, y mis pingos y libros. Un verdadero hogar donde retornar tras cada viaje, un remanso de paz en medio de la vorágine parisina donde amarrar el corazón, dar rienda suelta a la creatividad y sobre todo al amor. Un amor que se construye, crece y se defiende cada día.
Más de cuatro años con sus altos y sus bajos, aunque con un balance realmente alto, siempre con la ondulada cadencia armoniosa que es la vida.
Casi cuatro afortunados años de familia parisina, algo que, por muy magnifique que sea la vida en París, y por muy cliché que sea esta frase, sin vosotros no hubiera sido lo mismo. Con una mención especial a mi colloc de adopción, donde a pesar de tener cuatro habitaciones libres a veces preferíamos estar todos en la misma, y que aunque solo haya sido un mes, se ha quedado grabado en mi mente. Sin olvidar que he encontrado a mi media langosta capaz de concretizar el plan perfecto para montar una librería.
Y siguiendo con mi estilo, siempre nos quedará Paris... y Singapour!
Life is a journey, not a destination
Próximas aventuras, viajes y divagaciones varias en: