A veces las horas más largas de bus pueden ser todo un regalo, sólo hay que saber apreciarlo. Y apoyar la cabeza contra la ventana y dejar la mente sobrevolar el paisaje, liberando las ideas que hierven con el vaivén de la carretera.
Pasamos todo el día asediados por la televisión, el ordenador, el móvil, el trabajo, el mp3, el mundo en general… ¿cuánto tiempo de tranquilidad disponemos para nosotros mismos, para ordenar nuestros pensamientos, analizarnos y entendernos mejor?
600 km que se traducen entre 7 y 8 horas de bus son una buena medicina contra el ajetreado modo de vida occidental, sólo hay que saber sacarles partido. E intentar vaciar la mente al son de una serenata de Mozart con unos violines que peinan la melancolía con la agudeza de su melodía. La música clásica tiene el tacto especial de que nos deja a nosotros poner la letra que la acompañe y de que sus notas nos recorran la piel con la sutileza de un escalofrío. Recomiendo Piezas para viola de gamba de Marais y el allegro de la susodicha archiconocida Pequeña serenata nocturna de Mozart.
Un último retorno a los orígenes antes de acabar el año. A rozar la mar salada con mis manos confiadas. A salpicar el hogar de esperanza navideña. A finalizar este año con valentía y fuerza.
Bonnes fêtes de Noël !!
Welcome home PiLa!!! :)
ResponderEliminarTe esperabamos con impaciencia! El mar, la brisa marina, el frio del norte... te echaban mucho de menos! Aunque, no tanto como yo! :D
Un besitooo!! ^^