Y ayer París se llenó de mùsica. Conciertos de todo tipo surgían, salidos de la nada, en cada esquina. Jazz, rock, pop, folk, reggea, electro y música étnica como Staff Benda Bilili, unos congoleños entrañables y geniales.
La casualidad quiso que, apenas una semana antes, se me propusiera ver la película documental sobre la historia de unos músicos parapléjicos de Kinshaha cuyas canciones son todo un canto de esperanza. De amor a la vida. Por ello, el tener la oportunidad de ver a unos metros de distancia a Ricky, que tras mucho esfuerzo y una ilusión desbordada consiguió traer a su gente a París, o a un Roger ya adulto con su rudimentaria guitarra de una cuerda capaz de realizar unos solos increíbles, sin duda alguna, no tiene precio. Y es que el concierto era gratuito.
El documental se llama simplemente Benda Bilili, de Renaud Barret y Florent de la Tullaye, y sí, TENÉIS que verlo :)
Música aparte, el emplazamiento del concierto, en la Place des Vins de France, junto al Parc de Bercy, al borde del quai de Bercy, tampoco era nada desdeñable. Dicho parque está surcado de canales, fuentes, pequeños lagos y jardines de formas rectilíneas. Además, está unido directamente a la Bibliothèque Nationale de France por la Passerelle Simone-de-Beauvoir que pasa por debajo del Sena.
Como curiosidad, decir que el parque tiene una antigua tradición vinícola que se remonta al siglo XVIII, como lo demuestran los parterres centrales junto a una antigua bodega. La trama hexagonal de sus pasillos tiene su origen en los antiguos caminos pavimentados que conducian hacia las orillas del Sena para el transporte de vino.
Volver cuando no haya un festival y esa ingente cantidad de personas que los actos populares conllevan está más que decidido, o, como dicen por aquí, c'est noté.