Un diáfano rosa pálido rompe la monotonía del verde renaciente de los árboles flanqueando las calles. Son los cerezos en flores (Prunus subhirtella 'Autumnalis') distribuidos de forma aleatoria por las calles de París.
Su florecimiento comenzó en enero, alcanzando la cúspide de su esplendor en abril, mes de la primavera naciente. Desde Nôtre Dame a Montmatre, pasando por calles de barrios menos céntricos y más olvidados como la avenue Jean Jaurés en el 19ème, recientemente reformada y dotada de un caótico jardín de árboles y arbustos; sobre todo plantas de tipo perenne para mantener el verdor de la avenida durante el invierno.
La candidez de los pétalos de los cerezos se acentúa cada mañana ante la vorágine del fulgor renovado de los rayos de sol. La eclosión de sus tonos rosas y blancos dotando de una sencilla belleza el rincón más improvisado, un muro marchito o un patio interior abandonado, como un manto de esperanza cubriendo la decadencia.
Y cómo serán los cerezos en el país del sol naciente? Tanto que queda por descubrir, tout autour du monde y sobre todo, y de momento, en París, sin ir más lejos.
Alors, seize the day !
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Reflexiones espontáneas