"El viaje que solo te lleva a otra parte es un viaje a medias. El único viaje completo es el que te lleva al sitio de donde partiste. Lo que hay al final del viaje, en cada imagen extraña a la que uno se siente ligado, incluso en el paisaje descabellado de esta ciudad, es tu propia alma. Sino está tu propia alma después de todo, el viaje no vale la pena, lo olvidas, te vuelves. Yo me di aquí con mi propia alma, y me quedé. Y, para contarlo, escribí mi libro, y lo hice sobre Madrid, sobre España, porque no podía tener otro objeto".
Y yo vuelvo siempre a buscar de nuevo ese azul impar de Madrid.
Un impulso que me catapulta en un avión sin previo aviso. Y siempre lo encuentro. Así como el sordo rumor de las copas de los árboles del retiro cuando cae la noche. O los alrededores de Gran Vía untados de gente y su entrañable entramado de callejuelas. Y sentir las voces y risas de siempre reunidas en una terraza, el sol tibio de otoño, la ración de calamares y boquerones esperándome.
Sea invierno, otoño, primavera o verano siempre hay un hueco para el azul en el cielo. Y para mí, porque que si hay algo que a París le falta, sois vosotros.
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Reflexiones espontáneas