Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

jueves, 24 de enero de 2013

Allons-nous-en !


ESTRAGON. – Je suis fatigué. Allons-nous-en.

VLADIMIR. – On ne peut pas.
ESTRAGON. – Pourquoi ?
VLADIMIR. – On attend Godot.
ESTRAGON. – C’est vrai. Alors comment faire ?
VLADIMIR. – Il n’y a rien à faire.
ESTRAGON. – Mais moi je n’en peux plus.
VLADIMIR. – Veux-tu un radis ?
ESTRAGON. – C’est tout ce qu’il y a ?
VLADIMIR. – Il y a des radis et des navets.
ESTRAGON. – Il n’y a plus de carottes ?
VLADIMIR. – Non. D’ailleurs tu exagères avec les carottes.



Han pasado unos siete años desde mi primera espera a Godot en el salón de actos de la ETSIT. Ayer, en la Grande Salle de l'Athénée Théâtre Louis-Jouvet, clasificado como Monument Historique, volví a esperarlo.

La oportunidad de ver la obra en la lengua original en que fue escrita y de conocer otro teatro parisino, el AthénéeDe volver a descubrir esos momentos en que el silencio de los actores es tan importante como sus palabras. Donde la monotonía y la angustia del mañana son el leitmotiv de la obra. Donde cada gesto es esencial y las didascalias numerosas.



Sin embargo, poco importa el decorado o la belleza de la sala cuando nos dejamos cautivar por Gogo y Didi, cuando nos sumergimos en el incomprensible absurdo de la obra, en la sencillez de su absoluto sinsentido.

Attendre Godot ? C'est qui ? 
Beckett répondit : "Je n'en sais rien ! Si je le savais, je l'aurais dit"


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