Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

miércoles, 19 de enero de 2011

Crémaillère

Y seguimos con el tema de las tradiciones.

Una casa nueva requiere una celebración en condiciones. En Francia, esa fiesta de inauguración se llama
crémaillère, aunque nosotros la conocemos como "cremallera". Y, también tradicionalmente, este tipo de eventos tiene un "thème", en este caso el mío no podía ser màs fàcil ni màs obvio ni màs intuitivo: el azul.

Y asi fue como convoqué a mis nuevos amigos y los amigos y novios/as de mis nuevos amigos a una
soirée bleue. Y hubo màs nuevos amigos y amigas. Y llené la casa de fotografías azules, muchas de ellas aùn perduran. Y todo el mundo estaba "obligado" a traer una prenda azul. La luz era azul. Hasta los cócteles eran azules. Y hubo también un ramo de rosas azules magnifiques. Y màs que la mùsica y la gente fue la risa la que atrajo los vecinos a mi puerta.

Y dejando salir mi vena poeta al estilo Lorca en unos versos con sinestesia, mi sonrisa era también azul... y es que
bleu, et je te veux bleu!

Bleu et je te veux bleu.
Vent bleu. Bleues branches.
Le bateau sur la mer,
le cheval dans la montagne.
L'ombre autour de la ceinture,
elle rêve à son balcon,
chair bleue, bleus cheveux
avec des yeux d'argent froid.
Bleu et je te veux bleu.
Dessous la lune gitane,
toutes les choses la regardent
mais elle ne peut pas les voir.

Bleu et je te veux bleu.
De grandes étoiles de givre
suivent le poisson de l'ombre
qui trace à l'aube son chemin.


Le figuier frotte le vent
à la grille de ses branches
et la montagne, chat rôdeur,
hérisse ses durs agaves.
Mais qui peut venir? Et par où?
Elle est là sur son balcon,
chair bleue, cheveux bleus,
rêvant à la mer amère.

jueves, 6 de enero de 2011

Les Rois à Barbus

Siempre es bonito mantener las tradiciones, n'importe où tu sois.

Después de dos a
ños en Alemania sin carbón ni regalos, sumida en la incertidumbre de si no había sido suficientemente buena para alguna sorpresa ni suficientemente mala para recibir carbón, parece ser que los Reyes sí pasan por París antes de regresar a Oriente, y, a juzgar por todo eso que rebosa de las botas negras sí, resulta que esta vez he sido buena, y mucho.


Aprovecho para decir que me encanta mi casa, mis
collocs y todos los okupas que una o dos veces por semana mínimo asaltan nuestro salón-sala de invitados.