Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

miércoles, 15 de febrero de 2012

La rose


Una rosa paseando de la mano de otra rosa por las luminosas calles de Paris bañadas por la lluvia, cuando el día se confunde con la noche, rezumando un cálido perfume de invierno lejano.

Tomada con cuidado desde la base del altivo tallo para conservar su gracilidad sin exponerse a la inclemencia de sus afiladas espinas.

Una rosa tan frágil como fuerte, con esos diminutos puñales verdes que la protegen. Portadora en su seno de un fuerte aroma de nostalgia y esperanza que arrebata toda desesperación a la espera.

Cuando, al saltar hacia el vacío, se iluminaron los puentes. Cuando, de la mano del petit prince cerraron los ojos para contemplar lo invisible y el andén se iluminó de sonrisas. Cuando no hubo más caídas, y a pesar de no tener rumbo, caminando sin miedo la rosa se trazó un destino.

Y al final de esta lucha eterna, cuando ganó el corazón, fue la rosa quien mantuvo su porte enhiesto en el campo de batalla, impertérrita. Y sin cejar en el empeño de hacer reales los sueños, la realidad se volvió un sueño.

Una rosa de los vientos, una rosa del desierto, una rosa de Jericó, una sencilla rosa roja. Brújula inmortal de romántica belleza. Una rosa universal portadora de un símbolo tan primitivo como eterno.

Y es que hay cosas que nunca cambian, ni espero que lo hagan.

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso lisonjera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas, que humor a tanto fuego han dado,
médulas, que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Quevedo

martes, 7 de febrero de 2012

Entre vide greniers et brocantes


Grenier
: en francés, altillo, ático, habitación ruinosa situada en la parte superior de una casa destinada en la mayoría de los casos a acumular trastos inservibles u olvidados de los que somos incapaces de deshacernos debido a nuestro complejo de Diógenes o a un exacerbado sentimentalismo.

Brocante: en francés, tienda de antigüedades. De antiguo, la RAE dice que es algo que existió o sucedió hace tiempo remoto, o que está pasado de moda.

¿Quién decide lo que es viejo, lo que es antiguo, lo que se ha convertido en inservible, en obsoleto, a parte de nosotros mismos?

Por eso, menos mal que existen esos marché aux puces o rastrillos, que vacían greniers y brocantes ofreciendo la oportunidad de descubrir y de rescatar viejas glorias del pasado, permitiendo experimentar ese sonido del vinilo tan diferente al ya convencional mp3; y es entonces cuando entramos en la dimensión de la mítica dialéctica "antiguo vs moderno" para hacer nuestra elección à nous.

Personalmente, reconozco que hay grandes avances para nada desdeñables, y que se agradecen, como son los diminutos mp3 vs walkman o incluso esos teléfonos móviles todo-en-uno con internet+reproductor mp3+cámara; pero hay otros como los libros electrónicos que no cambiaré jamás por una exhuberante biblioteca de tomos manoseados con el tacto y el olor a imprenta del papel escrito. Sin embargo, el pasado domingo he redescubierto otra dimensión de la música gracias al tocadiscos, con ese "cric crac" mágico que mezcla el pasado con el presente y simula rescatar del olvido una melodía lejana que parecía haberse perdido...


Un paseo entre vide greniers y brocantes es algo que ofrece París cada fin de semana, y casi siempre en un barrio diferente. Ya sea a lo largo del canal de Saint Martin, la rue de Bretagne o en la Porte de Vanves... c'est carrément recommandé !


Presente y pasado se entremezclan para dotar al futuro de una pizca de pudor, de respeto en forma de revancha, de color sepia diáfano, del legendario murmullo de un sabio equivocado, de misticismo sobrecargado en cada mota de polvo de cada minuto pasado.

"El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto"
Charles Chaplin