Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

jueves, 25 de noviembre de 2010

C'est galère



¿Encontrar un piso en París? C'est galère, te lo dirá todo parisino o residente de cualquier nacionalidad. Y es que vivir en la ciudad de la luz tiene un precio que pagar, que es el tesón, la perseverancia y la insistencia, y yo de eso tengo bastante :)

Y la verdad es que uno no se imagina lo que se puede encontrar cuando va a visitar un appartement, lo que puede llegar a haber entre 4 paredes. Porque en París los pisos tienen el mayor aprovechamiento de espacio jamás visto y en 9 metros cuadrados hay espacio para una cocina, el fregadero, un par de alacenas, una ducha, un armario, una mesa, dos sillas, un par de estanterías y un sofá cama... y si lo piensas bien no te falta nada, salvo espacio para las visitas y para estirar los brazos cuando te levantas.

La clave para sobrevivir y hacer amigos en París: couchsurfing, sans doute, como siga así voy a empezar a planteármelo...

Araño estos primeros momentos porque sé que son los más especiales y que no se volverán a repetir de la misma manera. Y es que sentirte libre, independiente, autónoma, fuerte y libre, muy libre es un sentimiento increíble que hace que aunque me acueste todos los días no antes de las 2.00 am y que me levante con una vitalidad infinita a las 8.30 am, o antes y, aún es más, pues como dirían algunos me despierto bañada en café y dispuesta a revolucionar el bureau.

Y después de patear París en bus, metro, RER, a pata, en coche y a falta de probar el barco, tengo que decir que me quedo con la moto de noche.

La sensación de recorrer las calles iluminadas desprovistas de tráfico sintiendo la brisa helada golpear con brío tu rostro mientras admiras el paisaje no tiene precio. Y desafiar con una sonrisa el incipiente frío de la noche. Y sentir un inaudito escalofrío de libertad, velocidad poderosa inigualable.


¿Y he comentado ya alguna vez que después del estrés de trabajo-proyectos-planes-rendezvous-soirées-pisos no hay nada mejor para relajarse que abandonar todo pensamiento junto al silencioso y pausado fluir del Sena acompañado de las miles de luces que perfilan su orilla? Me encanta asomarme y dejar todo anhelo fluir con la corriente atrapada en una melodía...


Surprise, sometimes, will come around
Surprise, sometimes, will come around
I will surprise you sometime.
I'll come around
Oh, I will surprise you sometime.
I'll come around when you're down...



miércoles, 17 de noviembre de 2010

Seconde semaine

Y sigo aquí y no me lo creo, no me creo que todo esto no sea más que un sueño. Me despierto cada día como una chiquilla que vive una y otra vez la mañana de Reyes con la ilusión de conocer y disfrutar sus regalos. Me muevo por todos lados con sonrisa embobada pero atenta, con la energía de una ardilla que se atreve cada vez con árboles más altos y con menos miedo.


Ha sido una semana y media de lo más aprovechada. He alargado las horas minutos y segundos más de lo que hubiera creído posible. Como un erasmus pero con la sensación de hacer algo de veras productivo, y sobre todo muy interesante. Cada día conocer a alguien nuevo, a alguien con quien condividir una próxima serata, planear una futura cena en mi futuro piso, decidir a cuál de todas las posibilidades que ofrece París a cualquier mente despierta iremos en los próximos días...

Y es que un hecho tan simple, tan sencillo y banal como la ida al trabajo en bus desde los jardines de Luxemburg pasando por todo el Boulevard St. Michel, St. Germain, cruzar el Sena junto a Notre-Dame, pasar frente al Hôtel de Ville, cruzar el Boulebard de Strasbourg, de St. Martin hasta el Boulevard Sebastopol no tiene en precio y alegra la mañana a cualquiera.

También aprovecho para tirar por tierra un extendido mito, porque París no es tan caro como lo pintan. Sólo hay que saber dónde cenar la crêpe más rica que he probado hasta el momento (Au p'tit crêpe) y dónde tomarte una cerveza (Happy Hour de Port Royal, Mouffetard, Oberkampf). Y los livres d'occasion están por todas partes y son realmente toda una "ocasión" que mi condición de homeless y en menor medida de ferviente anhelante del fin de mes no me permiten acercarme a saquear sus tiendas... todavía. Y ser consciente de hay un montón de teatros, museos, exposiciones y conciertos de todo tipo (desde música africana a música clásica pasando por jazz y rock) gratis.

Nada mejor que estar aquí para realizarse culturalmente. Y también personalmente con paseos por sus calles iluminadas, dejando fluir la vista y deshilvanando todo pensamiento recostada en la fría piedra de un puente sobre el Sena con la vista perdida en los pliegues del agua. Con el corazón latiendo el "Untitled" de Interpol al mismo tiempo que siento las notas estremecer mis oídos...

Y dejarme caer en cualquier banco con ese cuadernillo verde que ya es toda una parte de mí. Y escribir y pensar y soñar y dejar que la poesía me ponga los pelos de punta y saborear despacio cada verso, cada palabra, cada suave cadencia de su rima.

Últimamente llego tarde de trabajar (proyectos que hay que terminar, mucho que aprender y un sentido de la responsabilidad empresarial hasta el momento desconocida) y tengo ganas de hacer mil cosas. Y las hago, aunque ello implique dormir cero coma.

Paris, je t'aime.


Felicidad. Destilada
por el tiempo en sus colmenas,
por horas que van y vienen
por el aire, o son abejas.
Aprende paciencia, amor:
el mundo es hechura alegre
de una celeste paciencia.
Ni los estrelleros saben
cuánto siglo sobre siglo
ha tardado esta belleza.
Y ahora, tan hermoso todo,
donde se posan los ojos
te espera una recompensa.
Mira:
aquí tienes a la rosa,
ayer cerrada, hoy abierta.

Pedro Salinas, 1954


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Me voilà!

Dos días que parecen eternos. Dos días mágicos.

París es increíble. Es más, es inefable. Incluso con lluvia desprende una belleza innata que no había sentido antes en ninguna otra ciudad.

Y yo que me paseo con una sonrisa de estúpida enamorada con una crêpe de chocolate caliente por sus calles salpicadas de charcos rielados por la luna con la melodía de Beirut haciéndose eco entre las gotas de la lluvia.

Los edificios que perfilan las aceras tienen un majestuoso porte que evoca la gloria de otras épocas. Las casas son altivas pero traslucen la esperanza de un futuro hogar… Mientras paseo intento descubrir cuál de ellas me acogerá a mí y a mis sueños…

Acerca del trabajo, ¡vaya trabajo! No sólo el edificio antiguo en pleno centro donde está el bureau es adorable, y las vistas desde mi escritorio al cielo de París y buhardillas iluminadas resultan inspiradoras cuando no cautivadoras, sino que los proyectos son muy interesantes y diversos, desde un aparcamiento de Strasbourg a una línea de metro de Taiwan. Estoy redescubriendo la magia de las telecomunicaciones y lo que se puede hacer con todo el bagaje técnico aprendido en los últimos años.

Y tengo ganas de involucrarme en todas las actividades socio-culturales que sé que están esperando a que me asiente y acabe de amoldarme a sus calles de otoño. Quiero beberme París a sorbos, poco a poco, y dejar que su sabor y energía fluyan despacio por mi garganta...

Ciudad y trabajo de mis sueños… Aún así hay algo que falta… Los amigos que he dejado atrás y un compañero con que compartir todo esto… Mas todo llegará, tarde o temprano.

Cada vez soy más consciente de que la vida no se planea, simplemente sucede. De ahí que cada momento sea tan especial.

París, me encanta.