Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

jueves, 8 de noviembre de 2012

Deux ans sur Paname


Uno más uno, dicen que son dos. Eso dicen.

Y digo dicen pues siempre pensé que hay que dudar un poco de todo, puesto que eso nos hace un poco más sabios. No en vano decía Ortega i Gasset que, siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.

Pero en este caso efectivamente son dos años los que llevo ya en mi París soñado. Dos años que en ocasiones se me antojan cinco, y otras veces, cuando me pierdo entre sus calles, tengo la impresión de ser una turista y de que fue hace tan solo un par de semanas cuando aterricé en esta ciudad llevando como única pertenencia mi famoso maletón azul en el que ahora no sería capaz de empaquetar ni un 5% de todo lo que he acumulado en este tiempo; y es entonces cuando me doy cuenta de que sí, de que efectivamente ya son dos largos años lo que aquí llevo.



Dos años descubriendo calles, bares, restaurants, rincones, música, libros, gente, comidas, gustos y aficciones. Dos años improvisando week-ends à la dernière minute. Dos años recibiendo amigos, dos años de reencuentros. Dos años de apéro. Dos años de amor, desamor... y amor. Dos años trazando recorridos en el mapa Paris-Le Monde. Dos años de sueños que poco a poco se van cumpliendo mientras la recámara se rellena de nuevas ideas a pasos agigantados. Dos años  para apreciar un buen pedazo de carne à point. Dos años para conseguir un balcón lleno de flores. Dos años de main verte y crumbles. Dos años de renovado misticismo vestido de optimismo. Dos años de vida, de romper a reír o a llorar cuando la ocasión lo requiere.


"Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, 
así de relativo es el tiempo."


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Reflexiones espontáneas