Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

domingo, 12 de mayo de 2013

France galicienne



Sol que se alterna con la lluvia. Un firmamento de mil tonos azules en el que acechan las nubes sin tregua. 


Verde alternando con el amarillo luminoso de los campos de colza.
Verde costero que se funde con el mar en un abrazo infinito.




 Del París superpoblado a un Mont Saint-Michel atestado de turistas en sus estrechas callejuelas medievales, donde hasta el más mínimo detalle (un cajero automático, un buzón de correos) está perfectamente camuflado con el ambiente. Calles que se funden en un decorado caballeresco de época. En la cúspide del monte destaca la abadía consagrada al arcángel San Miguel, y desde el interior de sus jardines amurallados se obtiene una espléndida vista de la bahía.

Toda una fortaleza inexpugnable gracias a sus impresionantes mareas de hasta 14,50 metros de altura, las cuales tienen lugar dos veces al día. Antes de la construcción de la carretera actual, el monte Saint-Michel solo era accesible por tierra durante la marea baja y por mar cuando la marea estaba alta.

Del Mont Saint-Michel a Cancale, recorriendo la costa bretona repleta de veleros y barcas de pesca de madera de colores.
Atravesando la Haute Bretagne a lo largo des côtes-D'Armor hacia Dinard, Saint Briac-sur-Mer, Dinan y Saint-MaloCon escala en Vannes, Tex, Pornichet y Rennes.


Desafiando al viento en la Pointe du Grouin, aspirando el aroma a mar y tierra fresca frente a un horizonte indeciso, un cielo mestizo de azul grisáceo indefinido.

Alternando moules et huîtres con barbacoas. Sin olvidar la consistencia de un buen postre de la tierra, el kouign-amann. Aderezando l'après-midi con un poco de mölkky y de palet bréton, agudizando la precisión, pero sobre todo poniendo a prueba la constancia y tenacidad de todo aspirante a bréton que descubre el juego. (La habilidad para colocar los "palets", especie de monedas fabricadas con hierro fundido de unos 120 gramos, sobre una tabla cuadrada de madera de 70 cm, no se adquiere tan fácilemente).

Y por más que nos incomode el acecho de la lluvia, la mayor ventaja de una predición metereológica impredecible reside en aprovechar al máximo los rayos de sol que nacen después (o antes) de una tormenta.







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Reflexiones espontáneas