“Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”.
"Soy
 capaz de tantas cosas y no se dan cuenta. O no quieren darse cuenta. O 
hacen todo lo posible por no darse cuenta. Necedades. Dicen que la vida 
se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. 
Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan 
recorrer. El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que 
ha sido así. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que 
está bendita New Orleáns, con sus acordes de ébano y sus insoportables 
chaquetas a rayas me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de 
trasladar mis conocimientos con pasión. Los estudiantes saben eso. 
También escribí encerrado en un pequeño mundo cuarto juntando frases, 
frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos 
resbaladizas imágenes, comparaciones, situaciones, personajes, diálogos.
 Asumí estar en ese camino porque es ese el modo como se consiguen los 
sueños. Al menos eso creía hasta un día, cuando tenía todo acabado y 
faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. 
No hubo zanahoria, Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de
 mi voluntad, por la otra senda. Esa que no es la buena ni la mala. 
Porque está claro que la buena es buena porque es una opción propia. La 
mala es mala porque también es tu opción. Pero la otra no es algo que 
hayas escogido, por lo cual no pueden decir que es ciertamente buena o 
ciertamente mala. Es ciertamente ajena, impropia. Por ese camino 
involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin
 poder animarme. Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a 
aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos
 pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace
 de gente como yo infelices zombies o incomprendidos. Y hay que tener el
 espíritu muy bien templado, tal vez como acero damasquino o más, para 
afrontar semejante fuerza."
La conjura de los necios, John Kennedy Toole 
Vaya obra maestra imperecedera, un ejercicio de absoluta genialidad. Lástima el destino del autor. Todas las deidades le bendigan a él, a su madre y al que publicó su novela (de cuya existencia supe "por una mezcla de error, azar y benevolencia"). :)
ResponderEliminarYo camino por otra senda, La Senda del Perdedor.