Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

viernes, 17 de diciembre de 2010

Bleu

Salgo a la calle y camino rápido hacia el bus 38 (bleu marine) bajo el cielo azul con mi bufanda y mi gorro bleu foncé y todos esos pequeños detalles bleus que me rodean y que no voy a aburrir describiendo. Llego al boulevard Sébastopol y me dirijo hacia el enorme portalón bleu ciel de nùmero 270, cruzo un patio y llego a unas escaleras de peldaños bleu layette por donde subo 4 pisos hasta llegar a otra puerta bleu ciel. Llamo y entro en el bureau, saludo a todo el mundo y después de prepararme un café y/o té me siento en mi silla bleu électrique. Y así todos los días.

Cuando se hace un post processing de datos, un informe o retoques en Visio y la leyenda y/o iconos tienen diferentes tonalidades de
bleu (viva la escala hexagonal de 256 bits del office!) para bien o para mal, todos saben quién se ha ocupado de ello.

Y la jornada transcurre pl
ácidamente de l'heure bleu (el alba) al blue nuit cuando cae el sol, el cual mágicamente e inesperadamente esta semana ha salido todos los días, sin excepción, durante más o menos tiempo, para colorear el cielo de un azul impetuoso.

Si se pudiera dar colores a lo etéreo, dir
ía que tengo el alma bleu turquoise y la sonrisa del azul indescifrable del océano, eternamente en movimiento, cambiante con el sol y la marea pero instrínsecamente azul, siempre y comunque azul. Un azul inefable.




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Reflexiones espontáneas