Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Courage


Courage suena de un modo tierno, la verdad es que valentía tiene mucha más consistencia si pronuncias con fuerza la t y el hiato. Viva la lengua materna y su poder de sugestión.

Creo que ser valiente es una de las claves para todo en esta vida. No temer mirar de frente lo que nos acecha, realizar nuestros sueños, afrontar los cambios con la grazia di un adulto e non con il dolore di un bambino.

Ayer iba por la calle, ensimismada en mi música y en mis pensamientos, la mirada perdida melancólicamente en no sé dónde y, a la sazón, un chico se me acercó. Casi sin hacerle caso, pues no entendía lo que me decía, yo seguí caminando, hasta que logré salir de mi inopia y me quité los cascos que llevaba puestos y que sumados al ruido de los coches circundantes contribuía enormemente a mi sordera de ese instante. Mientras mi mente se preparaba para soltar la frase de "no me pidas que te ayude a buscar una calle que lo único que podrías hacer es que acabaras más perdido que en la medina de Fez", a mi "pardon?" entendí un "excuse-moi, mais je t'ai vue passer et j'ai pas pu éviter te parler". Mi redonda cara estupefacta de coloradas mejillas le contestó que tenía un rendez-vous y que desolée pero no podía pararme a charlar en ese momento, a lo que el muchacho muy cortés y sonriente se ofreció a acompañarme a dónde había quedado con mi amigo, el cual llegó más tarde que yo y se perdió el bochorno de mis mofletes cuyo ardor había sido rápidamente apagado por la helada nocturna.

Eso sí que es ser valiente. Y aunque yo me considero medianamente valiente, tengo su número y aún no lo he llamado. Admiro su coraje pero, no sé, no sabría explicarlo. No es que no sepa lo que quiero, lo tengo muy claro, pero no lo tengo, ni lo encuentro. No sé qué me depara el destino, mientras lucho a mi modo por lo que quiero permanezco a la expectativa, hay que dejar algunas cosas al azar de la vida para combatir la rutina con un esperanzado atisbo de magia repentina, que hace que me levante cada mañana muy intrigada... y motivada.

Y mientras escribo esto he descubierto otra cosa que me encanta: la gente valiente.

Tenemos un concepto extraño de valentía que relacionamos con el Che Gevara, con Mel Gibson en Brave Heart o Russel Crowe en Gladiator entre otros. Valentía es mucho más que desafiar a la muerte con una sonrisa. Valentía es desafiar a la vida obligándola a darnos más de lo que nos depara, es superar todas las dificultades sin tirar la toalla, a sonreír cuando nuestro mundo se derrumba. Valentía es caernos mil veces para levantarnos más rápido y más ágiles, es luchar sin tregua por lo que queremos. Y nuestra meta puede ser acabar una carrera universitaria, ganar un premio, hablarle a un desconocido/a que nos llama la atención en un café, darlo todo por un amor perdido o superar la muerte de un ser querido. Más fácil o más difícil, más ambicioso o doloroso, más romántico o personal, creo que la nada fácil decisión de ser valientes nos pone a todos en el mismo lugar y nos otorga el mismo mérito. Como me dijo una vez Pablico, es muy sencillo lamentarse y revolverse en la propia inmundicia, lo verdaderamente difícil y valiente es levantarse y salir de ella.

¿Por qué valiente? Por la libertad, ese maravilloso don que todos ansiamos. Porque los miedos y temores no son más que cadenas que nos atan al conformismo, a una pareja que no nos convence pero nos estabiliza, a un trabajo que no nos gusta pero nos da dinero dejando de ese modo apretar el nudo de la soga firmamente atado a nuestro cuello y permitiendo ahogar, poco a poco, nuestros sueños; privándonos de la sonrisa que viene directamente del corazón por escuchar la cabeza por tradicional conveniencia. Pero hay que ser valiente para romper la cuerda que nos inmoviliza y encontrar la llave del candado que acabe con esas cadenas. Por eso ser valiente implica ser libre.

Valiente y libre, libre y valiente. Una combinación impeccable.

Y yo soy medio valiente y medio cobarde. Valiente porque no me corto ni un pelo en decir lo que siento y declarar mis sentimientos y llevar a cabo lo que me propongo. Porque como dijo Mr. P. tengo la cabeza en el corazón y el corazón en la cabeza. Cobarde porque en ocasiones los recuerdos e ilusiones me retuercen el alma como cadenas inexpugnables que me retienen en un limbo de anhelos sofocante... Hace poco me sentí cobarde de nuevo y mientras escribo estas líneas estoy sintiendo un murmullo de valentía renovada circulando por mis venas. Y es que hay muchos modos de romper las cadenas. Y sino que se lo pregunten a Miguel Hernández. Él sí que supo ser libre desde la cárcel.

Dejo como colofón dos frases geniales que he encontrado per caso:

La vrai liberté n'est au fond de rien d'autre que le véritable amour de tout ce qui t'entoure.

Gisèle Bujold

Nous n'avons qu'une liberté: la liberté de nous battre pour conquérir la liberté...

Henri Jeanson


Y ahora... allons-y valientes!!!

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Reflexiones espontáneas