Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

viernes, 1 de junio de 2012

Varsovie



Nunca una ciudad había estado sometida a tanta reprobación ni a tanta desidia. Siempre bajo el yugo de la alabada Cracovia, perfecto referente de Polonia.


Y quizá porque cuando no esperas encontrarte nada especial, y aún así lo encuentras, ese hallazgo se magnifica. O quizá porque fui con el pleno convencimiento y la ilusión de disfrutar de Varsovia tanto o más de lo que disfruté en Cracovia. Tal vez fue la falta de expectativas ante un monumento en concreto, de la coletilla de "lo hay que ver" lo que me forzó a buscar esa belleza intrínseca que implícitamente nos rodea y que permanece invisible a nuestros ojos. Porque "no había nada que ver" y yo quería verlo todo.


Una universidad ecológica que combinaba parterres con enredaderas, y unas escaleras interminables bordeando un parque sobre su tejado. Con una arquitectura que emulaba un invernadero, el recipiente perfecto donde cultivar el estudio. Un jardín botánico cual un bunker de naturaleza salvaje en medio de la jungla de asfalto, lleno de ideas para mi futuro jardín. Unas entrañables cafeterías-librerías llenas de inspiración. Un paseo por sus calles reconstruidas, sus casas salpicadas de metralla, la mezcolanza de decadencia y progreso de algunos barrios, su renacimiento bohemio, la vitalidad de sus avenidas.


El hipnótico juego de luces a lo largo de la muralla junto al cálido rumor de la brisa nocturna, creando una atmósfera sosegada envuelta de romanticismo desde las estrellas hasta el pavimento empedrado. Un pedazo de inaudita levedad.


Quizá  fue el rencuentro con un viejo amigo, la chapa interminable, el sol radiante en un cielo azul infinito, los conciertos espontáneos en calles y avenidas aleatorias, el sentimiento de paz y armonía.




Sin duda fue el compendio de todas esas pequeñas cosas lo que me enamoró de la ciudad e hizo del fin de semana un viaje excepcional.


Dziękuję a Borja y Ania por su acogida y por descubrirme Varzawa. Por reavivar mi musa adormilada.


"Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos."
Walt Whitman


1 comentario:

  1. Warszawa! Que grandes recuerdos me traen, no te esperas mucho pero sorprende. Fue la primera vez que cruce la frontera, Albacete -> Warszawa y fíjate si me gusto que ya conozco un poquito de mundo.

    ResponderEliminar

Reflexiones espontáneas