Esto era un sueño, un primer trabajo y una nueva vida. Una crêpe de chocolate ante una sonrisa azul que escucha una melodía envolvente mientras se pierde románticamente por las calles y entre las páginas de cualquier libro...

domingo, 20 de febrero de 2011

Un WE improvisé

Rennes. Capital de la bretagne francesa. Medieval y entrañable.

Dicen de la Bretaña que es el equivalente a la tierra gallega en España. Paisaje verde, una costa agreste, clima lluvioso, el pasado celta, la cornemuse, las crêpes o filloas, lo bien que se come... Quizá por eso me he sentido brevemente como en casa.

Las calles del centro de Rennes tienen el clásico empedrado que hace que pasear en tacones sea todo un suplicio pero que con cualquier otro calzado se convierte en un hecho especial, divertido. Las piedras del pavimento brillaban bajo el sol después de la tempestad de la noche. Y la ciudad bulle de vida universitaria, de conciertos espontáneos que tienen lugar en lavanderías, en cualquier esquina, sobre todo si es una esquina de la Rue de la Soif, su calle más emblemática.

Y dormir en un pequeño estudio en un edificio antiguo cerca de Saint-Anne, una buhardilla con una gruesa y bucólica viga de madera atravesando el apartamento y la cama situada en mezzanina para estar más cerca de los rayos del sol del amanecer y de las estrellas. Y abrir los ojos por la mañana con el tierno repicar de las campanas...

Solamente una
toute petite remarque con respecto a París... Después de mi elaborada cata llevada a cabo en numerosas boulangeries, he de decir que sus pain au chocolat no estàn tan tan ricos!!


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Reflexiones espontáneas